lunes, 14 de enero de 2013

No estar a nada de Juan José Millás

La situación en este país, llamado España es cada vez más desesperante. El número de desempleados roza ya los seis millones, a ello hay que sumar la privatización parcial de la justicia, y la pretensión del Gobierno de hacer lo mismo con la sanidad. En esta columna, Juan José Millás expresa de forma magistral esta terrible situación y la pasividad del Ejecutivo. Mientras todo parece irse al garete.
Juan José Milás
Dices “estamos a viernes”, por ejemplo, y parece que la realidad se ordena, que los días siguen girando alrededor del domingo como los planetas alrededor del Sol. Pero se trata de un delirio. Dicho de otro modo: nos vamos a la mierda. Y mientras nos vamos a la mierda, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta de la catástrofe, con el gesto de convicción habitual en ella, declara sin género de dudas que estamos a viernes y que por lo tanto las cosas siguen en su sitio. Y luego eso sale en los telediarios y al día siguiente escribimos razonados artículos sobre la noticia y los invitados de Ana Griso y de Susana Rosa debaten con espíritu crítico sobre el tema. Pero hay gente que no está a viernes ni a lunes ni a domingo, hay gente que no está a nada, y no estar a nada es muy jodido, sobre todo cuando ves que hay gente que sigue a todo y para la que los planetas continúan en su sitio. Sus días suceden a sus noches, su otoño a su invierno, su digestión a su ingestión, y sus días festivos a sus laborables. Estará a viernes usted, señora vicepresidenta de la catástrofe, porque tras la privatización de la semana, estar a viernes sale por un ojo de la cara y la mayoría de los ciudadanos ya se han arrancado los dos para hacer frente a la hipoteca basura, a la sanidad desregulada, a la educación desmantelada y ahora también a las tasas de la Gallardón, que ha decidido convertir la Justicia en un chiringuito de Marbella, solo para forasteros con recursos o para narcotraficantes ricos, valga la redundancia. Los días laborables, decíamos, valen un hígado y los festivos son un pudridero estatal del tipo de la beneficencia. Sabemos de gente que ha comenzado a empeñar los martes y los miércoles que había logrado rescatar a la privatización de la semana como el que empeña las joyas de la abuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario